Ninguna comunidad de España puede reunir en un mismo acto a cinco
presidentes de un mismo partido. Sólo el PSOE y sólo en Andalucía. El
camino empezó en 1982, cuando los socialistas, agarrados al palo mayor
del referéndum del 28 de febrero de 1980, por el que la región accedió a
su autogobierno por la misma vía que la prevista para las llamadas
comunidades históricas, lograron su primer triunfo electoral.
Los cinco se dieron cita ayer en la celebración anticipada del Día de Andalucía, el próximo viernes, en un mitin organizado por el PSOE en el que sólo hubo una protagonista: Susana Díaz.
Presidenta de la Junta, por la dimisión de José Antonio Griñán hace
casi seis meses, el universo socialista sólo gira en torno a ella y es
más que probable que el futuro electoral del PSOE también esté ligado
sólo a ella.
En algún momento de sus mandatos, tanto Rafael Escuredo (1982-1984), como José Rodríguez de la Borbolla (1984-1990), Manuel Chaves (1990-2009) y Griñán
(2009-2013) también enarbolaron la misma bandera que ondeó ayer Díaz,
la de Andalucía como garante de la unidad de España, “ahora que está en
riesgo ese proyecto común en el que todos nos sentimos cómodos”, afirmó,
en alusión al debate soberanista de Cataluña.
Díaz es probablemente la dirigente socialista que mejor pronuncia la
palabra España. Lo hace sin ningún complejo y la prefiere a otras
expresiones como “este país”. Eso ha desconcertado a la derecha política
(y entusiasmado a la mediática) a la que ayer advirtió: “Nadie le va a
quitar al PSOE la bandera de la unidad de España y mucho menos a los que
se les llena la boca defendiendo España y luego tienen cuentas en
Suiza”, dijo, en referencia a dirigentes del Partido Popular como el
dimitido Francisco Granados.
Pero si ningún partido puede exhibir esa foto, sólo Susana Díaz es
capaz de que sus ilustres predecesores no se molesten por el hecho de
asistir en primera fila, pero como invitados, a un mitin sobre el Día de
Andalucía. En otras ocasiones y con otros presidentes, han subido a la
tribuna, pero ayer saludaron al abarrotado auditorio de Fibes en Sevilla
cuando Díaz lo fue citando uno a uno.
El PSOE eligió un formato de acto sin teloneros, alejado de los
cánones clásicos en los que porque sí tienen que intervenir el barón o
baronesa local, el joven de turno, la mujer, alguien de la dirección
regional y si además están los cuatro expresidentes, pues los cuatro
expresidentes. Los organizadores optaron por un corte distinto:
ciudadanos desconocidos, algunos en directo y otros en vídeo, con
peticiones dirigidas la inmensa mayoría de las veces a “Susana” y otras a
la “presidenta”, que era enfocada en una ventada inferior de las
pantallas gigantes, sonriendo o asintiendo con la cabeza a las nada
improvisadas intervenciones.
Ella tardó como 20 minutos en llegar a su asiento, de tantos besos y
saludos que dio desde que pisó escena. El sitio escogido se quedó
pequeño, pero Díaz no quería un escenario como el velódromo de Dos
Hermanas, reservado para las grandes ocasiones, por la imagen de
prepotencia que pudiera proyectarse. Asistieron unas 8.000 personas
según el PSOE. Desde que se presentó a las primarias sin urnas, todos
los actos de la presidenta de la Junta y secretaria general del PSOE de
Andalucía han estado a rebosar. Con el de ayer, el PSOE exhibe una vez
más su enorme musculatura —“el partido está como nunca”, señaló Díaz—,
aunque las encuestas recientes, como la del Centro de Documentación y Análisis Electoral de Andalucía, advierten de una apatía política sin precedentes y donde sólo la presidenta de la Junta sobresale y se salva.
Aunque la socialista dejó dicho que su principal preocupación es el
paro —“eso es lo que me quita el sueño, los padres pensionistas que
tienen que comprar para que toda su familia coma en casa, las elecciones
vendrán después”, contó—, el PSOE de Andalucía está ya en campaña
electoral. La primera cita serán las europeas del próximo 25 de mayo,
en las que el PSOE, según los sondeos, aventaja por muy poco al PP. En
Andalucía, los socialistas dan por hecho que serán los más votados, lo
que rompería un ciclo negativo de tres citas electorales (municipales,
generales y autonómicas). “Vamos a ganar bien, pero no es nuestra
prioridad hoy”, les dijo a los suyos, a los que animó a ser “valientes” y
a reconocer que hay “cosas que no se han hecho bien”.
Aunque en este tipo de actos suele haber un amplio capítulo dedicado
al adversario, Díaz dedicó más tiempo a la gestión del Gobierno de
coalición que preside que a la queja sobre el Gobierno central, al que,
no obstante, reprochó que “asfixie” a la comunidad en inversiones o en
financiación.
Según Susana Díaz, el Gobierno andaluz está demostrando que “otra
política es posible”, que “la sanidad ni se toca ni se privatiza” y que
la crisis “no se puede llevar por delante” los derechos sociales.
FUENTE: ELPAIS